Macri pidió combatir las 'mafias' sindicales y volvió a cuestionar el paro general


Aún entusiasmado por la multitudinaria movilización del sábado pasado en favor de su gobierno, y en ínea con el cambio de tono frente a las protestas opositoras, el presidente Mauricio Macri redobló ayer su apuesta contra el sindicalismo que motoriza el paro nacional de pasado mañana, el primero que deberá afrontar en sus casi 16 meses en la Casa Rosada.

"No podemos aceptar más comportamientos mafiosos en la Argentina (.). Están en los sindicatos, en las empresas, en la política, en la Justicia. Por suerte son minoría, pero tenemos que combatirlos porque no podemos aceptar que nadie se crea el dueño de este país ni el dueño de nuestro futuro y con el derecho a poner palos en la rueda sistemáticamente", dijo el Presidente, en el Salón Blanco de la Casa Rosada, donde presentó el acuerdo federal para la construcción de 100.000 viviendas. La respuesta de los gremios no se hizo esperar. Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, dos de los integrantes del triunvirato al frente de la CGT, desafiaron al Presidente a "denunciar esas mafias si las hay".

Contento por el reciente respaldo popular, pero -según sus colaboradores- molesto con un paro que "no se entiende", Macri insistió en el tono combativo que también comenzaron a utilizar otros funcionarios, incluido el jefe de Gabinete, Marcos Peña, durante su informe en el Congreso, para avanzar sobre el sindicalismo. "Quiero decirles a los argentinos hoy, con más convicción que nunca, que voy a dar esa batalla y le vamos a sacar el poder a cada uno de esos mafiosos, porque no construyen futuro, porque a ellos les ha ido bien con este modelo que ha acumulado pobreza, entonces no quieren realmente trabajar por los laburantes, por la gente, por el futuro", agregó el Presidente. Dijo también que el costo del paro para el país será de $ 15.000 millones.

Lo escuchaban desde la primera fila dos pesos pesados del sindicalismo como son el titular de la Uocra, Gerardo Martínez, y su par del gremio de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri, firmantes del acuerdo para generar 100.000 soluciones habitacionales en el plazo de un año.

Para el Gobierno, el sindicalismo que promueve el paro nacional (el triunvirato que lidera la CGT, pero también las CTA y las organizaciones de izquierda) quedó en una posición incómoda luego de la marcha del sábado por la noche, porque "quedaron pegados a quienes ponen palos en la rueda".

Según un funcionario que dialoga a diario con los sindicalistas, "muchos de ellos intentaron bajar el paro, pero están presionados por la izquierda y ninguno de ellos es (Hugo) Moyano, que podía golpear la mesa y decidir algo aun con oposición interna fuerte".

Por eso, la estrategia oficial es negociar pactos sector por sector (hoy se anunciaría el acuerdo con los textiles y el gremio de calzado) y mientras tanto "pegar" a los gremios que impulsan la medida de fuerza con Cristina Kirchner y el gobierno anterior. "Hay una motorización muy grande de aquellos que tenían prebendas, intereses y formas de dirigir el país con muchas cosas que se están comprobando ahora, con hechos de corrupción. Ellos tienen que velar para volver hacia atrás", dijo el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, en declaraciones radiales.

En su discurso, de algo más de 13 minutos, el Presidente enfatizó la necesidad de "profundizar el diálogo" para alcanzar acuerdos y evitar conflictos. Pero a la vez fue duro con la conducción cegetista. "Respeto, compañeros sindicalistas, su decisión de hacer un paro el día jueves, pero no la entiendo y no ayuda en nada a los trabajadores", dijo Macri mirando a Martínez y Lingeri, que adhieren al paro, aunque desde posturas más moderadas.

La respuesta a la acusación de "mafiosos" (inédita en el lenguaje presidencial) llegó rápida y con un tono igualmente desafiante. "El Presidente ha estado involucrado en escándalos que salpican a su gobierno y que no han dejado en claro el entramado de negocios detrás del Poder Ejecutivo", respondió Juan Carlos Schmid, miembro del triunvirato cegetista.

Más allá de la previsible esgrima verbal, el Gobierno monitorea la adhesión del paro, que para Schmid tendrá "una alta adhesión en todo el país". Según los funcionarios, será trascendental la actitud de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), que conduce Roberto Fernández y que prometió jugar fuerte, y los partidos de izquierda, que ya ultiman detalles para cortar los principales accesos a la ciudad desde temprano.

"Macri quiere una renovación de caras en los gremios, más allá de este paro", dicen por lo bajo en el Ministerio de Trabajo. La andanada de golpes lanzados contra los viejos caciques sindicales tendría ese objetivo final.

PUBLICADO EL 04-04-2017
POR INFOALLEN – Mail: noticias@infoallen.com.ar


Artículo Anterior Artículo Siguiente