El Papa niega que haya problemas con el gobierno
argentino y rescata la figura del Presidente; relativiza la polémica por la
donación de la Casa Rosada a Scholas y dice que no tiene voceros oficiales por
fuera del Vaticano.
El ruido y la furia del mundo parecen cesar en
Santa Marta. La vida transcurre en un ambiente de serenidad y silencio. Es la
casa del Papa. Francisco ingresa en la ya célebre sala de su residencia. Y
dice, directo y preciso: "Yo no tengo ningún problema con el presidente
Macri.
No me gustan los conflictos. Ya me cansé de repetir
eso". Sabe que el rumor de una supuesta frialdad entre él y el presidente
argentino es el consumo cotidiano del micromundo político en su país.
Funcionarios vaticanos buscaron una explicación
para ese insistente murmullo. Hay en la Argentina, han concluido, una campaña
de prensa y en las redes para desprestigiar al Papa. "Es la única nación
del mundo donde el Papa es una figura tan discutida. Y es la nación donde nació
Francisco", subrayan.
El Papa no se detiene en los rumores ni en las
explicaciones. Se muestra cercano y afectuoso, como siempre desde que nos
conocemos, hace casi 20 años. Está mucho más delgado que la última vez que lo
vi. Una dieta equilibrada, que no le exige mayores sacrificios, le permitió
terminar con el sobrepeso que tenía.
Está contento. Un análisis completo de su salud le
acaba de confirmar que su estado es excelente. "Los resultados son los de
una persona de 40 años", le dijo su médico. Conserva el viejo don de
hacerle sentir a su interlocutor que tiene puesta en él su atención exclusiva y
excluyente. Nunca se olvida, eso sí, de distinguir con precisión su rol de jefe
de Estado cuando habla de otro jefe de Estado. "Macri me parece una
persona bien nacida, una persona noble", agrega. Ni una sola palabra sobre
sus políticas. Es el límite que debe respetar como jefe de Estado.
-¿No tuvo nunca ningún problema con Macri?
-Una sola vez, en Buenos Aires, durante más de seis
años de convivencia. Él como jefe de gobierno de la Capital y yo como
arzobispo. Una sola vez en tanto tiempo. El promedio es muy bajo.
Y agrega: "Algunos otros problemas los
hablábamos en privado y lo resolvíamos en privado. Y los dos respetamos siempre
el acuerdo de privacidad. No busque razones. No hay ninguna explicación en la
historia para que se diga que yo tengo un conflicto con Macri".
-Ha recibido a tres ministros de Macri en las
últimas semanas.
"Algunos son viejos amigos, que piden verme y
yo los recibo con mucho gusto", cuenta. Esos ministros son el de
Educación, Esteban Bullrich; el de Trabajo, Jorge Triaca, de cuya madre el
Pontífice es amigo, y la canciller Susana Malcorra. "No sé cómo hizo una
ingeniera electrónica para tener semejante cintura política", se sorprende
sobre Malcorra, campechano. "Se lo pregunté con sentido del humor",
relata. "Debe haber aprendido en las Naciones Unidas", concluye. Pero
hay dos mujeres del gobierno de Macri sobre las que el Papa se detiene: la
gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y la ministra
de Desarrollo Social, Carolina Stanley. "Conozco la sensibilidad social de
ellas y sé por la Iglesia argentina que siguen siendo muy sensibles ante el
sufrimiento de los que menos tienen", destaca.
-¿Sabe que lo criticaron por haber recibido a Hebe
de Bonafini?
-Hasta un amigo me mandó una carta criticándome por
eso. Fue un acto de perdón. Ella pidió perdón y yo no se lo negué. No se lo
niego a nadie. Nunca fue cierto que las Madres ensuciaron la Catedral de Buenos
Aires. Ocuparon dos veces la Catedral. Y las dos veces yo di la orden de que no
les faltaran agua ni baños. Es una mujer a la que le mataron dos hijos. Yo me
inclino, me pongo de rodillas ante semejante sufrimiento. No importa lo que
haya dicho de mí. Y sé que dijo cosas horribles en el pasado.
Cerca de él cuentan toda la anécdota. La
intermediaria entre Francisco y Bonafini fue Marta Cascales, esposa del
polémico ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. El Papa conoce a
Cascales desde hace más de 30 años, pero no por Moreno, sino porque era amigo
de su primer esposo, que murió. A Moreno lo saludó un par de veces mientras fue
agregado comercial en Italia y lo recibió cuando pidió despedirse. Nada más.
Cascales no participó de la reunión privada entre el Papa y Bonafini. Sólo
estuvo al principio para saludarlo. Luego, los dos -Francisco y Bonafini-
quedaron solos. "Hablamos del perdón y ella dijo lo que siempre dice del
gobierno de Macri, que luego repitió ante la prensa. Son cosas de ella, no
mías. A mí me interesaba dejar atrás una historia de desencuentros",
explica.
-¿Es Gustavo Vera su vocero en la Argentina?
-Hay mucha confusión sobre mis voceros en la
Argentina. Hace unos dos meses, la oficina de prensa del Vaticano informó
oficialmente que esa dependencia es el único vocero del Papa. No hay más
voceros, en la Argentina o en cualquier otro país, que los voceros oficiales
del Papa. ¿Es necesario repetirlo? Lo repito entonces: la oficina de prensa del
Vaticano es el único vocero del Papa.
-¿El rechazo de la donación del gobierno argentino
a Scholas Occurrentes fue una decisión suya contra el gobierno de Macri?
-Para nada. Esa interpretación es absolutamente
incorrecta. Yo les dije a los dos responsables de Scholas, con todo mi cariño,
que los estaba preservando a ellos, los estaba cuidando de eventuales
tentaciones o errores en el manejo de la fundación. De ninguna manera aludía al
Gobierno. Al presidente Macri le dije cuando lo vi aquí que se trata de una
fundación privada con reconocimiento de la Santa Sede. El Gobierno accedió al
pedido de Scholas porque tenía esa información. Sigo creyendo que no tenemos
derecho a pedirle un peso al gobierno argentino cuando éste tiene tantos
problemas sociales para resolver.
-¿Usted les dio un apoyo a jueces argentinos cuando
los recibió hace poco?
-Hubo aquí un congreso mundial de jueces sobre la
mafia y la trata de personas, como ya lo hubo con alcaldes de todo el mundo
sobre el mismo tema. Vinieron unos 200 jueces de todo el mundo. Seis eran
argentinos. Algunos jueces argentinos pidieron saludarme en privado y yo
accedí. Sucedió eso y nada más. No puedo apoyar ni dejar de apoyar cuando no
estoy al tanto de los pormenores judiciales argentinos.
-¿Cómo se lleva con los ultraconservadores de la
Iglesia?
-Ellos hacen su trabajo y yo hago el mío. Yo quiero
una Iglesia abierta, comprensiva, que acompañe a las familias heridas. Ellos le
dicen que no a todo. Yo sigo mi camino sin mirar al costado. No corto cabezas.
Nunca me gustó hacerlo. Se lo repito: rechazo el conflicto. Y concluye con una
sonrisa amplia: "Los clavos se sacan haciendo presión hacia arriba. O se
los coloca a descansar, al lado, cuando llega la edad de la jubilación".
Genio y figura del papa Bergoglio.
Macri
"Macri me parece una persona bien nacida, una
persona noble"
Malcorra
"No sé cómo hizo una ingeniera electrónica
para tener semejante cintura política"
Bonafini
"No importa ?lo que haya dicho de mí. ?Y sé
que ?dijo cosas horribles ?en el pasado" (LA NACIÓN)
PUBLICADO EL 03/07/16
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