El magistrado ordenó tasar inmuebles que María
Alejandra Bonafini había comprado con su único sueldo de empleada pública. Mientras se
define el lugar y la fecha de su declaración, Hebe de Bonafini tiene otro
motivo para preocuparse: su hija, María Alejandra, será citada a indagatoria
por una serie de operaciones inmobiliarias sospechosas.
El juez Marcelo Martínez de Giorgi sospecha que fue
parte de una maniobra de lavado de dinero, un delito mucho más grave por el que
está acusada la titular de las Madres. En pocos meses, y con un sueldo de
empleada pública, su hija compró un departamento y le vendió otro a la
constructora de Sergio Schoklender. El ex apoderado siempre denunció que la
operación “fue por pedido de Hebe”. Durante años, Bonafini logró contener el
escándalo. Pero las pruebas son evidentes. En los últimos días, el magistrado
dio una señal y ordenó una tasación de los inmuebles.
Actualmente, María Alejandra trabaja en el Senado
de la provincia de Buenos Aires, tras una gestión de Gabriel Mariotto, y
también suele visitar la sede de las Madres en La Plata. Su estado de ánimo
suele tener altibajos, al igual que la relación con su madre.
El escándalo de los bolsos de José López la alteró.
No es para menos. El ex funcionario era el encargado de enviar los fondos para
el programa Sueños Compartidos. “A vos no te va a pasar nada”, le habría dicho
Bonafini ese día. Horas después, fue imputada junto al ex funcionario.
María Alejandra no integró la primera tanda de
indagatorias, pero estará en la segunda, pudo saberse en fuentes judiciales.
Entre 2007 y 2010, la hija de Hebe hizo varias
operaciones inusuales. La principal fue con un semipiso de la calle 44, en una
zona coqueta de La Plata. Lo compró en enero de 2008 y dos años después se lo
vendió a la empresa Meldorek, en apenas US$ 25.000, cuando costaba más de 100
mil. Sergio Schoklender, quien siempre estuvo enfrentado a María Alejandra,
denunció que esa operación “fue para devolver el dinero que le habían prestado”
para la compra de su casa, sobre la calle 45. La segunda operación se concretó
en noviembre de 2009, antes de vender el semipiso. Y no utilizó un crédito
bancario.
Cuando declaró ante el juez Oyarbide, en 2012,
Alejandra intentó justificar el dinero con horas extras. Uno de los trabajos
era en un café platense.
Pese a su relación inestable, Bonafini siempre la
defendió en público. Y la puso al frente de la administración de la Fundación
cuando se fueron los Schoklender. Duró pocas horas. Finalmente se hizo cargo un
fideicomiso ligado al gobierno de Cristina Kirchner. Las dos figuras
principales eran el ingeniero mendocino Luis Debandi y un allegado al
vicepresidente Amado Boudou, Aybar Roberto Domínguez, también investigado en la
causa Ciccone.
La gestión de ellos también está bajo sospecha en
una causa paralela. Martínez de Giorgi ya ordenó una pericia sobre las cuentas
de la Fundación en la etapa posterior a los Schoklender. Con esos resultados,
se podría activar el expediente.
PUBLICADO EL 07/08/16
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