Manipuladores, quejosos, envidiosos… Los puedes
encontrar por todas partes, conviven con nosotros y envenenan nuestra salud
mental y física.
¿Tienes en tu entorno a alguien, ya puede ser
amigo, familiar o compañero de trabajo, que no solo no te escucha, sino que
siempre se las arregla para pisotear tus sueños y hacerte polvo cada vez que
coincidís? Pues lamentamos decirte que se trata de una persona tóxica para vos.
Pero, cuidado, eso no significa que lo sea para
todo el mundo. Es lo que pasa, por ejemplo, con algunos maltratadores, que
“tienen una conducta conscientemente planificada y no ejercen la violencia
(psicológica o física) contra cualquiera. Son agresivos de forma selectiva”,
nos explica la socióloga Marta Monllor, directora técnica de la Fundación
Aspacia, un centro que atiende a víctimas y agresores.
También es una cuestión de percepción. Alguien
dañino para ti puede ser un sol para el vecino. ¿Dirías que es tóxico un hombre
que se burla de los discapacitados, no respeta a las mujeres y no conoce la
empatía por los inmigrantes? Kevin Dutton, investigador de la Universidad de
Oxford (Reino Unido), sitúa a Donald Trump, con 171 puntos, por encima de
Hitler, que suma 169, en su Inventario de personalidades psicopáticas. Aunque
casi 60 millones de estadounidenses lo vieron de una forma distinta, más bien como
alguien digno de gobernarlos.
Asimismo, hay personas que solo resultan nocivas
cuando les dedicás demasiado tiempo. O lo son algunas veces y otras no. Tal
vez, cuando están preocupados por algo, se vuelven unos ansiosos contagiosos y
egocéntricos que no paran de cargarnos de culpa. Y cuando están tranquilos, son
generosos, divertidos y considerados. Te suena, ¿verdad? No solo conoces a
personas así, sino que... posiblemente también tengas algo de tóxico en ti
mismo. ¿O acaso eres siempre amable y compasivo?
A continuación, te proponemos algunos consejos que
te pueden ayudar a protegerte de las personas tóxicas:
Pon límites. No hay forma más tonta de perder
energía que escuchar a una persona que se ceba en sus problemas y no quiere
saber nada de soluciones, en busca de la compasión de los demás para sentirse
mejor. Por lo general, lo hacemos por educación: nos resulta violento dejar con
la palabra en la boca a ese amigo que lleva ya media hora quejándose. ¿Pero
merece la pena? Una buena forma de cortarle es preguntarle cómo piensa
arreglarlo.
Elegí tus batallas: A veces, no merece la pena
enfrentarse a una persona tóxica y acabas antes si finges no haberla oído o si
le das la razón como a los locos. En cada caso, piensa bien qué te sentará
mejor: plantarte (y cargar con las emociones negativas añadidas de una pelea) o
‘torearla’ con arte.
No entres al conflicto. Si respondés en la misma
línea que ellos, dejando que sus emociones te envuelvan y conecten con tus
propias debilidades, estás perdido. Las habilidades sociales pueden entrenarse
para buscar soluciones pacíficas a los conflictos y no responder al agravio con
agravio.
Sé consciente de lo que sientes. Hacerte
responsable de tus emociones te da ventaja a la hora de responder a un ataque
tóxico (o decidir que no merece la pena).
Cultiva tu autoestima. A todos nos influye lo que
dicen o piensan los demás, pero hasta cierto punto. Nadie tiene más derecho a
juzgar tu propia vida que tú mismo.
Concentrate en las soluciones. Si te fijas solo en
el daño que alguien te hace, le estás dando poder para seguir causándote
problemas. Piensa solo en cómo vas a manejar a esa persona, eso te ayudará a
tomar las riendas de la situación.
No olvides. Si alguien te ha pisado una vez o te ha
faltado al respeto... puedes perdonarlo, pero no le facilites que lo repita.
Protégete desde el primer aviso.
PUBLICADO EL
03-11-2017
POR
INFOALLEN – Mail: noticias@infoallen.com.ar
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SOCIEDAD