Hace varios años que 'trabajan' de
lo mismo. La jornada comienza antes de la salida del sol y se extiende durante
todo el día en el basural. Con el sol azotando las espaldas y la humareda
constante acechando los pulmones y los ojos, los obreros siguen el rastro del
bronce, el plástico, el cartón o algún pedazo de chatarra que les pueda
significar una venta por mínima que sea.
Son más de 300 las personas que
circulan por el extenso terreno y tal como lo reconocen los mismos 'trabajadores', detrás de cada uno de ellos hay una familia numerosa que
mantener. El acuerdo por el traslado de residuos desde Cipolletti a Neuquén
causó malestar y preocupación entre los 'trabajadores', 'recicladores informales' de los desechos cipoleños.
“Es un laburo como cualquier
otro”, declaró Roberto mientras buscaba con la mirada alguna pieza de aluminio
que pudiera sumar a la recolección del día. Conoce cada variación del terreno
porque hace cinco años va a trabajar desde las 6 de las mañana hasta pasado el
medio día. Tiene un chatarrero que confía en su selección y le compra el acopio
que hace cada semana. Al terminar la jornada vuelve a su casa, donde lo esperan
sus tres hijos.
“Cuando nosotros decimos que el
basural nos da de comer- suspira Omar- queremos decir que vendemos lo que
encontramos y mantenemos a nuestra familia”. Hace tres años y medio que busca
bronce y a veces, cartón o plástico. Le gusta ese trabajo, “es digno”,
sostiene, y menciona que en su casa los niños son cuatro y que no está de
acuerdo con los subsidios sin contraprestación. Le gusta el trabajo “de
verdad”.
La decisión de ir a Neuquén,
anunciada esta semana, producirá que las 100 toneladas de residuos sólidos
diarias que produce la ciudad sean enviadas a la meseta neuquina en lugar de
ser arrojadas en el basural de El 30.
Éste tema, incluso desde algunos medios de comunicación, se trata como una implicancia de las políticas
implementadas entre otros por el Intendente de Cipolletti Aníbal Tortoriello.
Lo lamentable de éste tipo de ‘razonamientos’
o líneas editoriales, es que haya argentinos a los cuales se les pueda
configurar en sus cabezas, que el buscar elementos en la basura sea realmente
un trabajo.
Muchos de ellos, se llaman o
defienden intereses ‘de izquierda’ o ‘populares’. Lo malsano de ésta ‘discusión’
es que algunos puedan llegar a considerar que éste tipo de situaciones coadyuva
a la igualdad de oportunidades para la gente, que signifique que alguien tenga
que evaluar si éste tipo de medidas (lugar donde se realice el tratamiento de residuos urbanos)
es la consecuencia de una ‘perdida laboral’.
En realidad se debiera trabajar en considerar si a esas personas se las puede capacitar, brindar un trabajo formal y ver si pueden formar parte del nuevo proyecto en Neuquén, de acuerdo al 'capital accionario' que cada uno de los Municipios de la Confluencia que firmaron el convenio en Neuquén, tiene.
Es una irresponsabilidad no plantearnos que esas personas hoy, no sólo en Cipolletti sino en toda la región, desempeñan
esas tareas en condiciones infrahumanas, sin ninguna medida de seguridad, o de protección ante el contacto con todo lo que el resto de sus congéneres arrojan,
entre ellos jeringas, o animales muertos, sólo por citar algún que otro de los
tantos ejemplos a los que podríamos apelar.
País extraño el nuestro, donde trabajadores formales, con sueldos promedio, ART, Obra Social, etc. hacen una huelga y dejan a miles sin un servicio Público como lo es el Subterráneo (Línea C) en Buenos Aires, porque una obra de refacción 'no les garantiza las condiciones laborales de salubridad y seguridad' que los gremialistas de ese rubro con más o menos razón e intencionalidad política, reclaman.
A contramano, parece que aquí por éstos lares, algunos creen que
debiéramos consolarnos, como en aquel relato bíblico, en el cual se indicaba que
un hombre se quejaba porque lo único que tenía para comer eran raíces de
plantas, sin ver que otro hombre detrás de él, comía las sobras que antes el
otro había masticado y tirado al piso.
Por lo menos hoy en el siglo
XXI, somos muchos los que creemos más que en algunos relatos, en algún que otro refrán.
Y éste, creo que viene de perillas: “Mal de muchos, consuelo de
tontos”.- (INFOALLEN- LMCIPOLLETTI)
PUBLICADO EL 07-01-2017
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