Cuarenta votos a favor y tres en blanco. Con esa
diferencia, este miércoles 29 de marzo Claudio Tapia asumió como nuevo
presidente de la AFA, el primero desde 1979 diferente a Julio Grondona en ganar
unas elecciones.
Nacido el 22 de septiembre de 1967 en Concepción,
San Juan, es uno de tres hijos de un tintorero y una ama de casa, quienes a
comienzos de los ‘70 llegaron a Buenos Aires y se instalaron en San Telmo
primero y Barracas después.
A los once años se fue a probar a Barracas Central,
donde debutó en Primera como delantero pero jugó poco, y después pasó a Dock
Sud para regresar al Camionero, donde tras ascender de la Primera D se retiró.
Pero su amor por la pelota -y Boca- nunca dejó de crecer.
Como el fútbol no alcanzaba para mantenerlo, en
1986 empezó a trabajar como barrendero en Manliba, la empresa de recolección de
basura en Buenos Aires perteneciente a la familia Macri. Después ascendería a
recolector y también fue inspector del centro de residuos y camionero.
Chiqui se hizo amigo de Pablo Moyano -hijo del
dirigente sindical- y así conoció a Paola, en una fiesta familiar. Entonces,
Claudio pasó a ser el yerno de Hugo y el papá de cuatro de sus nietos.
En 2001 ganó las elecciones como presidente de
Barracas Central, club que estaba destruido. De a poco empezó a levantarlo, con
mucho esfuerzo y ayuda. Construyó un polideportivo con cancha de paddle, fútbol
5, voley, básquet y bochas. También logró que el equipo gane su primer
campeonato en 2003. Y por eso el estadio lleva su nombre desde entonces.
Desde ahí construyó su poder político en el fútbol
, y de a poco fue ganando terreno en los pasillos de la AFA, junto al respeto
de otros dirigentes del ascenso. Hoy, 16 años después de aquella asunción en
Barracas Central, se puso al mando de todo el fútbol argentino.
PUBLICADO EL 30-03-2017
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