El "Millonario" quedó como único líder
del grupo 3 de la Copa Libertadores de América, al vencer anoche como local al
conjunto peruano por 4 a 2; Ignacio Fernández, Sebastián Driussi en dos
ocasiones y Lucas Martínez Quarta anotaron los goles del local, mientras que
Emanuel Herrera hizo los dos del visitante.
Con una gran producción ofensiva, el Millonario
logró su sexta victoria consecutiva a nivel oficial al superar 4-2 a Melgar.
Pese a que concedió algunas ventajas atrás, apostó a su desequilibrio colectivo
e individual para alcanzar un nuevo triunfo.
Este River es implacable. Realmente parece un
depredador futbolístico. Siempre piensa en el arco de enfrente, en desarmar a
su rival desde todo punto de vista, incluso el anímico. Lo busca una y otra vez
hasta doblegarlo. Como bien advirtió el arquero visitante Diego Penny, este
River gana por demolición. Es capaz de asumir riesgos y termina triunfando
porque conoce sus virtudes, le reduce el margen a sus defectos y tiene plena
convicción en una idea.
La actuación de esta noche resume buena parte de la
premisa que inculca Marcelo Gallardo. Porque si bien es cierto que sufrió más
de la cuenta atrás, donde concedió algunas facilidades, sobre todo en el
costado de Milton Casco, en el balance general fue muy superior al equipo
peruano. Una vez que solucionó sus inconvenientes, especialmente tras
revisarlos durante el entretiempo, ejerció un dominio enorme que
inexorablemente le dio la victoria.
Aunque comenzó en desventaja, producto de una
inspiración visitante sumada a un descuido en el fondo, River jamás sintió un
golpe anímico. Al contrario, inmediatamente demostró que la fortaleza mental es
una de las principales cualidades de esta versión 2017. Se animó a dejar
espacios en el afán por hallar la igualdad y, como ya es habitual, obtuvo su
recompensa sin demorarse demasiado.
Ignacio Fernández, figura de la noche, marcó el 1-1
mediante un taco, luego de que Lucas Martínez Quarta desbordara por la
izquierda. Enseguida, Sebastián Driussi, asistido por Lucas Alario, dio vuelta
el marcador. La reacción de Melgar causó sorpresa cuando Emanuel Herrera
consiguió el 2-2 de cabeza, tras un centro de Hernán Hinostroza.
Ese inicio vibrante hubiera sido una preocupación
en una serie eliminatoria, pero no en primera fase, por eso el Millonario no
bajó los decibeles y llegó al 3-2 por una chilena de Martínez Quarta,
abastecido por Nacho. De ahí en adelante, River poco a poco construyó un
dominio abrumador para desarmar en todos los planos al conjunto incaico. Estuvo
cerca del cuarto antes de irse al descanso, vital para renovar energías y
barajar de nuevo para no sufrir atrás.
El segundo tiempo de River fue muy bueno. Exhibió
el repertorio que muestra desde hace varios partidos. Con una tarea brillante
de los volantes, partiendo de la inteligencia de Fernández, asumió un
protagonismo propio de un monólogo. Como si fuera poco, la salida de Herrera,
cuyo rendimiento generó inquietudes para la última línea local, le redujo
posibilidades a Melgar. Y El Más Grande de ninguna manera perdonó: Nacho
asistió a Driussi, la otra carta fundamental de la noche, para el 4-2.
Pese a que no pudo aumentar la diferencia en el
marcador, River sí supo estirarla desde el juego. Melgar nunca más pudo
arrimarse, mientras que el conjunto de Marcelo Gallardo se lució. Deleitó a los
hinchas. Eligió bien cada pase, aprovechó los espacios para tener la pelota y
pasó de un 4-4-2 inicial sin referencias en el medio -Fernández apareció por
todos lados y Driussi desconcertó permanentemente- a un 4-3-3 muy ambicioso.
Tan ambicioso como este River que arriesga y gana. Lleva seis triunfos al hilo
y va por todo.
PUBLICADO EL
14-04-2017
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