La organización ambientalista Greenpeace consideró
que la muerte del oso polar Arturo, ocurrida ayer en el zoológico de Mendoza,
"debe marcar el fin de los animales en cautiverio para fines comerciales o
de recreación”.
“Arturo fue un caso testigo. Esperamos que sea el
último oso polar retenido en un zoológico de nuestro país y que su caso obligue
a las autoridades a rever la situación de las demás especies exóticas que
sobreviven en su misma situación”, afirmó Soledad Sede, del equipo de Campañas
de Greenpeace.
El oso polar, el último que vivía en cautiverio en
la Argentina, murió ayer a la edad de 31 años, después de pasar varios días en
un proceso de descompensación y de marcado deterioro.
Arturo había vivido 23 años en el zoo mendocino, y
durante los últimos meses fue asistido por un equipo de veterinarios de la
Fundación Temaikén que llegó a Mendoza después de que el animal mostrara signos
de decaimiento y falta de apetito.
“Recordemos que no era el único animal en
cautiverio y en pésimas condiciones, sino sólo un ejemplo más de cómo funcionan
actualmente la mayoría de los zoológicos de nuestro país, priorizando la
exhibición con fines comerciales y recreativos por sobre la conservación y el
bienestar animal”, continuó Greenpeace en un comunicado.
Greenpeace se opone a la existencia de los
zoológicos tal como se los conoce en la actualidad y considera que estos
establecimientos "deben transformarse en centros de conservación de
especies y de educación ambiental".
“La gran pérdida de biodiversidad que afrontamos a
nivel mundial nos obliga a comprometernos con la vida salvaje; a no retener
animales de otros ecosistemas en nuestra región y a ocuparnos de preservar los
autóctonos. Sólo poniendo en el centro de sus objetivos la conservación
lograremos evitar que la historia de Arturo se repita”, finalizó la
organización.
PUBLICADO EL 04/07/16
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